sábado, 8 de diciembre de 2012

NIÑA DE ORO de MAITE SANCHEZ (VOLARELA)


                                                     NIÑA DE ORO de MAITE SANCHEZ (VOLARELA)



Sus piernas rozaban la hierba mientras corría tras una mariposa, pero sus deditos sólo lograban aprisionar el aire azul, que después se escurría de nuevo hacia arriba.
Corría, como en un baile de luciérnagas, de flor en flor:
--Quiero la azul; no, la rosa, o aquella de pétalos de insecto. ¡Quiero todas!
Orquídeas, crisantemos, campanillas... iban sonrojándose a su paso. Y un pequeño pajarillo la observaba, subiendo y bajando su cresta.
-- ¿Es un rey?
-- Sí, un pequeño rey... de un árbol.
-- ¿Puedo ver su nido?
-- Sí, pero le asustarás. Oye como canta.
-- Parece una flauta. Yo también quiero tocar la flauta, señor Parus cristatus.
-- ¿Cómo sabes su nombre?
-- Me lo ha dicho.... él mismo -- reía.
Los colores del mundo se refrescaban con su voz; el agua hacía un alto en su camino para sentir el tacto impetuoso de sus pies, el sol pensó que una de sus manchas se le había escapado.
Mojó sus manos con la pureza del manantial, quiso dar de beber a un perezoso gato; corrieron sus cabellos tras las plumas aladas del diente de león, y, llenas de tierra sus rodillas y su vestido, gritó: ¡quiero ser viento y no parar nunca!. Dile a Dios que me ponga alas, díselo.

Después fue recorriendo las sombras y las luces de las copas gigantes, como sombrillas agujereadas, saltando de luz en luz, sin pisar los óvalos oscuros.
Quería girar en un corro de estrellas: una, dos, infinitas veces...Volaba su falda, se disparaban sus sueños.

Y años más tarde, la vi saltando de palabra en palabra: Odontospermum, Lilium, Oryctes, Merops...; y más tarde, buscando cada alma de la creación, vistiéndose con los brillos de todas ellas; entregándoles su mano sin cesar.

Pero aún quedaba la lección del fondo, la de cogerse los pies y rodar y rodar, y caer y caer, hasta extraer el último sentido de su vida; de la Vida.

Con el Sentido en su pecho, llegaría al espejo de un gran lago y descansaría sobre él, provocando ondas de paz.


Y entonces, sí, alguien le diría a Dios que es hora de ponerle alas.



4 comentarios:

  1. este cuento es un cuento de oro. Es bellísimo !! por supuesto yo no pude copiar, ni pegar, me lo hizo mi nietita María Celeste ¡qué tal ? bueno... después aprenderé. muchos besos. Te quiero mucho.

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  2. ....Y después aprendiste, ya lo he visto ¡qué bien!

    GRACIAS por el honor de publicar mi cuento. También leí tu preciosa niña feliz, un bello relato de esperanza. Sólo por el amor que ambas hemos puesto en ellos ya relucen como oro.

    Un gran abrazo de luces :):):)

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  3. Es màgico y bello, como todo lo que se comparte desde el alma.

    Gracias Volareda, gracias M. del Carmen!
    Abrazos muchosss!

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  4. Muchos besos para tí ADRI, que escribes como los dioses.¡MUCHA LUZ !

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