lunes, 10 de septiembre de 2012

PARA LA PEQUEÑA BLANCA.









A lo lejos, aparece un indicio.
¡Es una preciosa niña !
vestida toda de blanco.
La acompañan un coro de ángeles
con trompetas doradas
de las que nace una dulce melodía.

La niña va envuelta en luz
a encontrarse con la LUZ mayor.

¡Está tan hermosa ! ¡Tan radiante !
Va al encuentro
de aquellos que partieron antes.

¡Se ha transformado en angel !
Un remolino de palomas blancas
revolotean a su alrededor.

Ahora corre feliz
por una inmensa pradera de dulce tersura
salpicada de flores
endulzan el aire los jazmines
se escucha el canto de los pájaros
el zumbido de abejas.
De tanto en tanto, lagos cristalinos
adornados con nenúfares flotantes.
Allí todo es belleza. Todo paz.

Blanca ya no siente dolor alguno
¡ está feliz !

De pronto, la brisa arrastra un intenso olor a rosas
La niña ríe, contenta.
María la abraza, le regala un rosario de besos y caricias.

Ya casi no la veo.
Se aleja con María,
acurrucada entre los pliegues de su manto.

Queda en el aire, el olor a rosas
cae del cielo una tenue lluvia
que se convierte en perlas.


                                      Jesús dijo a los que tocaban música fúnebre.
                                      "Retírense, la niña no está muerta  
                                       sino que duerme "

                                                               Mt. 9, 23 - 24.











   ¡