martes, 9 de octubre de 2012

AYER

   La mañana suntuosa es un hada de luz arrodillada a los  pies de la luna. Abiertos a la fragancia de las marimonias,las prímolas, los narcisos y los acapullados jazmines ruedan los últimos días de este octubre azul.
   Crecen los sones de las campanas de la iglesia de Nuestra Señora de la Merced. Arriba, el aire comienza a brotar en bandadas de palomas que huyen hacia el silencio, dejando sólo el murmullo de los aleteos. 
   Es una mañana de miel, una mañana de fiesta- Un racimo magnífico de niños hace la primera Comunión, inicia el camino de la fe. En los alteres, el blanco de las flores es transparente. Un torbellino de sol estalla, llena de oro el templo por dentro y los vitrales se encienden.Un carrusel de colores. Filas de niños avanzan por los pasillos de las naves, hacia la derecha y hacia la izquierda. Solemnes, las cabecitas erguidas, su atención puesta en la ceremonia, colmados de fervor y devoción, prontos a recibir en sus jóvenes corazones a AQUEL que llegará para quedarse, al que saciará toda hambre y toda sed.
   Entre ellos va mi niña de los mil quereres, la hija de mi hijo. Su alma vuela y vuela ...Surge nítido el coro de voces infantiles y se desgranan dulces melodías.


   Entre los rezos y el perfume de la mirra y el incienso.elevo mi plegaria silenciosa: Que sea buena, piadosa, sencilla, luminosa, alegre, con un grado de locura y de pasión.
   Que su destino sea un camino de luz. Un camino florecido de marimonias, de prímolas, de narcisos y de acapullados jazmines.