miércoles, 31 de julio de 2013

Un cuento para Eduardo.



                                       Vine a buscarte, vine por tí , pero no podías verme . Atravesé los mares a nado , morí mil veces por tí. Me abrí caminos , sí.pero cuando llegué te habías dormido y no pude despertarte. Llegué a tiempo, pero tenías los ojos cerrados.

                                                           MARIANNE  WILLIAMSON.

Este cuento nació de la vida.Y fue la gota de rocío que cayó en mi corazón y lo hizo florecer en capullos de jazmines.
     Has visto alguna vez la deleitación de una abeja que se sumerge asustada en el polen de una flor ? Es un espectáculo de la naturaleza de una finura exquisita. Eduardo nunca podrá disfrutarlo  .
   Eduardo es un huérfano de la vida,camina cargado de hombros y lleva niebla en la mirada. Una larga tristeza acompaña sus pasos amarillos.Lo miro. Los ojos son para mí como las farolas de la calle cuando la aurora pugna par nacer .El reprime un bostezo más de ternura que de fatiga.
   Hace changas en la veterinaria que cuida de mi Luna. Suele buscarla para su baño sanitario y todo lo que haga falta y luego la trae . mi caniche lo quiere mucho , ni bien lo siente bambolea su colita como loca. El la abraza con fuerza, como si quisiera fundirse en ese  pompón de algodón y se la lleva alzada , a pesar que va con collar y correa y le gusta caminar. Antes de salir siempre me dice:
   -Todos halagan a Lunita , me la quieren comprar. -
   Como el robo de caniches, especialmente, está a la orden del día,mi corazón casi se me escapa por la boca pero me contengo.
   Lo miro largamente y le pregunto :
   -" ¿Me harías eso a mí ? ¿ me dejarías sin Luna ? -"
   -" ¡No, pues, señora . ni que esté mamado.!! ni muriéndome por un trago."
     Eduardo desaparece por temporadas y no sabemos nada de él , como si se lo llevara un mal viento.
   Un día cualquiera me llega , mugroso, maloliente, borracho, los ojos inyectados en sangre y una bolsa rotosa en la espalda.Le doy algún dinero y le hablo bla...bla...bla...Cuando está así, Luna le tiene miedo y se esconde detrás mío prendiéndose de mi ropa.
   La vida sigue desgranándose como las cuentas de mi rosario y una mañana soleada , mi casa llena de luz llega Eduardo, limpito, bien peinado , hasta lindo me parece.Aprendí a quererlo porque conmigo siempre fue un amor de persona. Al verlo así (ilusa de mí )siempre creo que gané la batalla.Pero es cíclico. Vuelve a caer en lo mismo.
 Le tengo una pena infinita , esa es la compasión que estremece ¿ qué más podría hacer por él ?
   Hoy me llamó la veterinaria para avisarme que Eduardo se fue a su pueblo y ya no volverá.Sentí el olor del abandono y me puse a llorar desesperadamente, abrazada a mi ovillito de lana blanca . De verdad me dolió tanto, tanto !!
   Entonces leve y suavemente elevé al cielo una plegaria por Eduardo Con Luna pegada a mí mirándome con sus dos perlas negras húmedas de llanto.
   Fue en ese momento que escuché la voz de mi abuela -" ¡Ay mia minina !! Puro lloro. No llores más. Te llevaré al lugar donde tus sueños serán siempre tus sueños. Te daré un diamante para que lo lleves sobre tu corazón, que brillará en tí para siempre y en menos de lo que crees, tendrás otro Eduardo ".
Sentí las caricias de mi abuela goteando perfume de jazmines. 
                                                         María del Carmen Názer.