domingo, 24 de febrero de 2013

UN CUENTO CHIQUITO.


       Un cuento, abu -dice María Celeste y me pide que se lo dibuje.
       Va a cumplir dos añitos,tiene el don del valor y está llena de bendiciones.Ella es el sol.
      Se diría que a tan tierna edad no fuera posible que me enseñe pacientemente las lecciones de vida que aún me quedan por aprender. Y sin embargo así es .Aunque cueste creerlo.
      Por estos días ha llegado de repente un frío espantoso con su corte de males : enfermedades y miserias que se suman a esta crisis horrible que nos ha tocado en suerte. Han aterrizado también todas las bacterias habidas y por haber y María Celeste se pescó una que la tiene a mal traer. ¡Mi pobre bebé ! Está internada ahora, le han inmovilizado el bracito izquierdo y allí abrieron la vía para que corra el suero , bendito líquido que junto a otros antibióticos la van mejorando demasiado lentamente, para mi gusto.La torturan sacándole muestras de sangre y practicándole toda clase de estudios médicos.
        Hoy, a pesar de ser domingo, lo que indica el perfecto engranaje de este centro de salud que funciona como debe hacerlo, le tomaron una radiografía de tórax. La llevó a planta baja en brazos su paoá, bien arropada. La colocaron de espaldas a una fría plancha de acero, con los bracitos en alto, mientras ella lloraba a todo pulmón.
      -¡Mi mamá  ! ¡ mi mamá ! - clamaba . Mi niñita se había convertido en un pequeño Jesús crucificado
    Fueron minutos que parecieron siglos ¡ Es tan difícil ver sufrir a los seres amados ! ¡ duele tanto ...! He recurrido para no desfallecer a mi frase bíblica preferida ESTO TAMBIEN PASARA.
    En efecto, ya estamos nuevamente en la habitación veintidós. La niña ha dejado de llorar y reposa tranquila.
    Un tímido sol asoma mansamente a través de la ventana. Me siento a su lado y le canto bajito aquella nana que escribí para ella.

            Mi abuela se pone mi bracito en la espalda
            la panza con la panza para hacerme dormir.
            Me canta las canciones con letras inventadas
            dice que el cielo es vasto y de infinito azul
            que de allí vine yo, envuelta en arreboles
            entre encajes rosados, con puñados de tul.
            Que me llamo María y me llamo Celeste
             el color de ese manto que María dejó.
             Mi abuela me cuenta que en los mares lejanos
             van cruzando barquitos con quillas de cristal
             que suenan las campanas, titilan las estrellas,
             los ángeles me arropan con mantitas de luz.
             Mi abuela me canta la nana repetida
             el perfume de rosas está allí todavía. 
             Y me sigue diciendo que la luna es de plata 
              que de oro es el sol y nos da su calor. 
              Y sus manos se llenan de fragantes jazmines
              mientras ella se pone mi bracito en la espalda
              la panza con la panza para hacerme dormir.

      De pronto, María Celeste se despierta.
      -Un sol - me indica con el pequeño índice que usa para ordenar.
      - Dibujame un sol, abu.



     Esta es María Celeste, hoy. El amor contra el cual se estrellan todos los amores. En julio cumplirá trece añitos.
Dios me dio muchos dolores y también me colmó con lluvia de bendiciones. Esta niña es uno de los goterones de la mansa lluviarada destinada para mí. ¡GRACIAS DIOS MIO !