miércoles, 14 de noviembre de 2012

SOLTAR AMARRAS ...


   " Molinalli , sentada y en silencio, se hizo una con el fuego, con el agua, con la tierra, se disolvió en el viento , supo que estaba en todo y en nada. No había nada que la contuviera, que la hiciera sufrir. No había dolor, ni rencor, sólo el infinito. Permaneció en ese estado hasta que los pájaros le anunciaron que se estaban llevando la tarde entre sus plumas."
   De "MALINCHE "  de LAURA ESQUIVEL.

   La paciencia es la ciencia del silencio. 
   Con el tiempo aprendí a permanecer callada y guardar mi desmesurado caudal de palabras para dejarlas vivir en los textos que voy pariendo.Luego, ellas encontrarán la forma de salir a la luz.
   cuando uno va llegando al límite de su destino, es imposible no pensar en la despedida. En paz, suavemente, perfumando de azahares todo el ambiente.
   Una siesta dorada hice una alianza con el viento porque el viento es eterno. Nunca termina y me convertí en una espantadora del miedo. Decidí dejar por escrito, a manera de un testamento casero aquéllo que quiero llevarme.
   Quiero llevar puesta la ondulación del río, la tonalidad del horizonte , con sus matices naranjas y rosados. Un rayo de sol, un rayo fulgurante de luz de luna con su cortejo de estrellas.El lucero del amanecer y el púrpura sangre del ocaso. Las olas tranquilas que van en el mar.En ese mar profundo y en calma. El aroma de mis jazmines, endulzantes del aire, el perfume de las rosas, reveladoras de la sensualidad, De ser posible aquélla, la de "El principito", orgullosa y engreída como pocas. La albahaca, el perfume de la ternura, pero la que se comía la cabra "andaba comiendo albahaca" de Oscar Castro.. El burrito o el poleo, para el mate de mi abuela, porque tal vez, donde esté, no consiga sus yuyitos.El aroma del sándalo, fuerte y prepotente, señor de las esencias. El incienso, otorgador de perdones, te permite pensar que estás en la iglesia, cumpliendo santamente los rituales. El frescor y la verdura de los árboles frondosos, dueños de los bosques.
   Quiero llevarme los tonos metalizados del otoño, que amo tanto, pues me vio nacer. El otoño, su hojarasca , esta estación de la melancolía, que aunque no quieras, te sumerge en el extrañamiento, que según Camilo Cela " es dolorosa enfermedad mortal ".
   Quiero llevarme la lluvia, purificadora de corazones, porque el agua todo lo limpia. Los colores y la ligereza de las mariposas que vuelan en la brisa. Aquél grillo que canta en la piedra. La canción de la cigarra que pronto ya no será.
   ¡La noche ...! no puedo olvidarla, con su misterio a cuestas, con su escarcha en la hierba, que es y no es, con su peregrinación de candelas, que pasa rezando y cantando, para aliviar pecados y sostener el para siempre.


   Entonces ...
   Cuando sienta el hielo rozar mi tembloroso cuerpo, soltaré las amarras...
                 y estaré arropada.