miércoles, 21 de noviembre de 2012

OFRENDA.

   Madre mía : 
   Gracias por este rayo de tu divinidad.
los días, las semanas, los meses y los años engarzados, no como perlas precisamente llegaron al final.
   Ya no estará ese medio corazón mío, torturado, con cadenas y cerrojos, sobreviviendo como animal cazado, en esa lóbrega prisión de sombra y muerte.
   Tú más que nadie sabes de mi dolor, esa tremenda herida abierta, una profunda llaga purulenta, infectada, maloliente.
   Hoy va mi niño viejo hacia la luz, a sentir el contacto con la madre tierra, a recibir la bendición de la naturaleza. A receptar un soplo de tu aliento contemplando algún árbol frondoso, espíritu de vida, a celebrar la belleza de las flores , portadoras de lindos pensamientos, a escuchar el trinar de pájaros , melodía deliciosa , algún que otro gorrión inquieto y ¿ quién te dice ? una mascota parecida a LUNA.
   Allí estará, seguramente, el tiempo que haga falta hasta pagar su deuda y liberar el alma.
   En cuanto a mí, madre querida :
   Toma mi vida para lo que quieras, llévate lo que soy y lo poco que tengo. Sólo déjame mis jazmines, su perfume que en un huequito de mi corazón está prendido y vive.
   Permíteme  el vuelo de palabras para enjoyar mi duelo y mentirme un poco más cada mañana.
   Nadie como Tú conoce el alcance de esta pena mía. Envuélveme en tu manto. ¡  tengo frío !  alíviame el dolor, suavízame la pena.
   No siempre. No te pido tanto, Sólo retazos de tiempo...para poder sostener el para siempre ...

      Pasan las nubes
      y el cielo queda limpio
       de toda culpa.
                          HAIKU.