martes, 26 de marzo de 2013

DE AMOR Y DE TRAICION.



                       Lloro y me aflijo, cuando recuerdo
               que dejaremos las bellas flores, los bellos cantos
               ... no por segunda vez serán engendrados,
               no por segunda vez serán hechos hijos
               y ya están a punto de salir de la tierra ...
               ¿Dónde ha de vivir este corazón mío ?
               ¿Dónde será mi casa ?
                ¿Dónde mi mansión duradera ?
               Ah, sufro desamparo en la tierra.

                                           Poesía indígena.

      La noche se descolgaba furtiva, vaciando de ruidos la ciudad santa de Cholula. Pasaron a lo lejos, por las calles polvosas, unos caballos al galope, sus cascos tamborilearon atronadoramente. Luego los caballos desaparecieron y nada se oyó, sólo la voz gastada de la vieja india
   -Los españoles serán emboscados mañana por los aztecas. Abandónalos si no quieres morir - dijo arrastrando las palabras en su lengua huaxteca. Levantó la vista, la observó con mirada punzante y rugió:
   -¡Maldito Cortés, hijo de mala madre ! ha condenado su alma y la tuya.
   La Malinche ( la maldita ) , portadora de desgracias , según una profecía , advirtió a su amante, traicionó a su raza .



   





   Ahora, la Malinche era la imagen del desconsuelo, cargada de penuria , abrumada por los recuerdos. Tendida en un camastro, ardiendo en fiebre, consumida, cenicienta la piel, bien abiertos  los ojos, contemplando vaya a saber qué lejanías, atacada de una viruela dañina, que le llenaba de marcas el cuerpo, pero sobre todo la cara, esa cara cuyos rasgos habían sido tan bellamente cincelados.
   Casi en susurros , para ella y su alma, recitó un poema azteca.

          "¿Acaso voy a mi casa ? ¿ acaso con él iré ?
          ¡También vino a cortarse mi vida en la tierra !
          ¡Sé tú dios, para mí, moldéame !
           ¡Recrea tu pecho, aplácase tu corazón !
          alégrese tu corazón ...!


             
   Su alma se llenó  de una honda melancolía. Miró su vida, sus veintitrés años y la cubrió el velo piadoso de una resignación atávica. Sintió que la hora del último tránsito la estaba rondando. Esperó que se escurriera el cansancio que la ganaba cada vez más y comenzó a pensar de dónde le venía el tormento.

   Desde el día que apareciera en su vida el hidalgo español, todo fue un transcurrir de desgracias.El hombre de airosa presencia, maneras elegantes, trato amable, lengua florida, fue recibido como la encarnación del dios Quetzalcóatl y venerado como tal por el pueblo azteca.
   Ese hombre, cegado de ambición , vendió su alma al diablo . hizo la guerra en Tabasco. La ganó.





También la ganó a ella, como botín de combate. Aún resuenan en sus oídos los sollozos y gritos de dolor en la matanza sangrienta de mujeres, de hombres, de niños, la correntada de clamores, cadáveres por doquier y una apretada y doliente procesión de despojos humanos que iba por los campos acompañándose con sus lamentos y sus maldiciones. llenos de miedo y soledad.
   Hernán Cortés la tomó como mujer, ella le entregó su cuerpo y su alma.En nombre del amor traicionó a su sangre y a su raza .
   El se prendó de su figura altiva y lo renegrido de su pelo que anochecía aún más la morenez de su rostro y el negro profundo de sus ojos.





      - Fue un amor trágico - pensó enfebrecida , entre delirios. Los pensamientos se le arremolinaban vertiginosos.
   ¡Cuánto tiempo había transcurrido ! Pensó en Martín , el hijo que le engendró Cortés , que se parecía a ella, moreno de piel, de ojos oscuros y profundos, espesas pestañas, garboso y seductor, quien llegó a ser comendador de la Orden
 de Santiago. ¡ tremendo orgullo para una pobre india que ni siquiera pudo verlo !

   Su mente se pobló con las imágenes y el espanto de una nueva guerra : Tlaxcala, el lamentar interminable, las voces agónicas. Los indios, tendidos por aquí y por allá, sobre el manto de verdura del valle de Otumba, cubiertos de tierra, sangre y tristeza.Luego, el resplandor de la victoria. Cortés tomó México por asalto y el Imperio quedó sometido. Lo consiguió todo : fortuna, poderío, honra, el título de Gobernador de la Nueva España. Dejó de necesitarla.

   A los veintitrés años, presa de una agonía tumultuosa, esa india principesca, que sacrificó la vida entera en aras de un amor infortunado, entregó su alma llena de remordimientos y se dejó ir ...
   Afuera, las miríadas de estrellas que colgaban de las montañas, se empequeñecieron, se tornaron lejanísimas.Se oyó el canto sostenido de un gallo. Un canto de adioses y fue como si todas las tristezas, las de ayer y las de hoy, se replegasen en silencio.
   Ha estallado la luz enceguecedora del amanecer que fue floreando de girasoles los huecos del venerable follaje de ese bosque de ahuehuetes seculares. Por las cristalinas aguas de los abundantes manantiales , invadidas de claridad , danzaron lenguas jadeantes de verdor y lumbre.


                                 "...Que hay amores quietos y hay amores
                                 que dan vueltas alrededor del destino
                                 y le buscan pelea".
                                                                 María Granata.