domingo, 13 de mayo de 2012

LA RONDA DE MI NIÑA.

El viento es una suave brisa que huele a mar. Los pájaros surcan en bandadas, un cielo límpido, sin nubes. Todo es quietud.
   Esta niñita que camina de espaldas hacia las orillas de un mar calmo, sin olas, con unas suaves ondas aquí y allá, es mi niña interior.La niña que aún llora dentro de mí.
   La vida es un círculo cuyos extremos se juntan : vida y muerte.
Pasado el tiempo, tal vez consumida por la añoranza, vuelvo a recordar esta imagen de la inocencia, del candor.
   ¿ Habrá sido feliz esta pequeña ...?
   Manuel Castilla, uno de mis poetas favoritos, tiene unos versos que dicen "... la niña llegó a la casa para desatar cariños ..."
   ¿ Fue así ...?
   Esta niñita no fue entrenada y la felicidad exige entrenamiento. Sufrió pérdidas muy dolorosas y la pérdida siempre conlleva la esperanza de encontrar lo que se pierde.
   Me queda de ella una marcada inestabilidad emocional y una sensibilidad siempre a flor de piel, la loca necesidad de dar y recibir afecto y la costumbre de extrañar ...
   Camilo Cela dice "... el extrañamiento es dolorosa enfermedad mortal ..." Y es así nomás.
   Cosa rara, siempre resuenan en mis oídos las notas de una ronda infantil ...


   " ¿ en dónde tejemos la ronda,
         la haremos a orillas del mar ... ?


    El mar danzará con mil olas
        en todas sus playas de sal ..."