sábado, 15 de marzo de 2014

Un cuento ... la compasión ... el dolor ...

         "No sólo eres responsable de lo que haces,
          sino de lo que no haces,
          de lo que no defiendes
          y de lo que callas."

                                   JAVIER IRIONDO.

   Es una gurisita morena que salta contenta los charcos de agua,
con el sol en la cara ´jugando una rayuela inventada.
   El río susurra secretos y en su dulzura se pierde el tiempo.
Caminando la Costanera , unos metros más lejos, la espera el amiguito.
   Son apenas dos brotes tiernos, uno cuida del otro,
y el amor, inocente , escondido entre los lapachos en flor ríe feliz.
Son muy chicos.Se divierten enhebrando palabras que forman
nuevas palabras.Parecen expertos artesanos  fabricando collares y pulseras
como los que exponen sus creaciones en su gazebo, a lo largo de la costa.
Han inventado un juego. Uno empieza un cuento, lo deja en suspenso
. el otro lo sigue y vuelta a empezar.Es sabido que el poder
de la imaginación de los niños, no tiene límites.
Nacen historias maravillosas, unas para reir, otras para llorar,
como la vida misma.
   La Costanera los cobija y ellos buscan que comer en los contenedores ,
hurgan y encuentran restos y migajas. Son niños de la villa cercana
Cuando cae la tarde, se agazapa el sol tras el horizonte y las primeras
sombras acarician sus caritas de color aceitunado, ellos  regresan
a sus casas precarias, sucias, huérfanas.Cada uno va a su lugar,
parecidos y sombríos. Nadie les presta atención.Los grandes.
borrachos, hablan y discuten a los gritos, drogados o locos...
y escuchan cumbian ... ¡pobres niños ...!monedas solitarias... abandonadas...
Si tienen suerte, les espera un chipá cuerito y una taza de cocido.
Por las noches, tendidos en sus catres, las más de las veces, amontonados
enfrentas las pesadillas. Las palabras se derraman por la miserable casucha
y los cuentos no nacen ...
Las ratas se pasean como si fuera natural., son otras habitantes de la casa...

   Esa tarde fue distinta. Había en el aire chispitas doradas . La niña comienza:
"El destino es un libro de tapas azules con letras rojas como la sangre ...
como la sangre, repite Las palabras vienen en camino pero al llegar se vuelven
viento.Las manos del niño no alcanzan a atraparlas, la golpiza de la noche anterior
se robó sus ya escasas energías.
-¡Vamos... - urge ella, asustada, los ojos como platos.
De pronto, una gran nube de luz desciende de las alturas y delicadamente,
toma en brazos al niño lastimado . El extiende sus manos, y
en un esfuerzo supremo aferra las manitas de la niña.
¡Se van...! Como un gran cometa de luz y de colores . ¡Se van...! Lo juro
!yo los ví...! Se van con urgencias de cielo.
¡AY, cómo se aborregaron las nubes , formaron un coro de voces
dulcísimas y cantaron .
Las aguas del Paraná, siempre dulces, escucharon a la guainita
terminando el cuento.
 -" A veces, el destino es un libro de color blanco , con letras doradas
y estrellas de plata , que vienen en busca de ángeles, para que nunca más
tengan ganas de comer y sus cuentos siempre tengan finales felices.

Este es un cuento , nada más. Un cuento fantástico , pero estoy segura
que lñ realidad supera la ficción.