En esa vasta parcela de tierra los pinos fueron plantados muy chiquitos y con esmero, uno a uno, con sus apoyos respectivos. Ahora están creciendo con fuerza, firmes y vigorosos, aferrados a sus tutores. Los ficus, en cambio,sufrieron los rigores del frío de ese invierno inusualmente crudo y perdieron sus hojas. Algunas palmeras agrestes se inclinan ceremoniosas, reverenciando a la madre naturaleza.La casa más cercana, vieja y enclenque, está rodeada de grandes árboles añosos, bañados de verde. Sus ramas tienden los brazos al cielo abierto. De a ratos, cae con ruido sordo, alguno que otro mango maduro. Una larga calma se extiende por el campo aquietando los ánimos de los hombres y las bestias.
"El Refugio" se yergue austero y sólido sobre sus ladrillos barnizados.Por la tarde, al caer las primeras gotas de sombra, sus moradores la disfrutan en plenitud, envueltos en su cálida intimidad.Los jóvenes que habitan la casa los fines de semana , sentados uno cerca del otro, están absortos, cada uno en lo suyo. Ella teje crochet, él lee.
De pronto, una suntuosa claridad, como una mano de oro, va posándose sobre los muebles sobriamente distribuidos. Todo es suficiente y preciso en ese espacio acogedor. Las cortinas de lienzo natural se cubren de un vivo resplandor y se tornan iridiscentes.Los jóvenes se miran sobresaltados.
En la puerta de entrada una silueta muy joven, los mira ensilencio. Su vestimenta inmaculada la cubre hasta los pies y un manto celeste le cae de los hombros.Es extremadamente hermosa, inobjetable la belleza de su rostro. Lleva el trigo en el cabello y el mar refulge en sus enormes ojos. Un rayo de luz la ilumina enteramente.
La recién llegada dice suavemente - No teman - Sólo busco cobijo por una noche. He viajado muchas lunas , tengo los pies cansados.
-Entra a mi casa y sé mi huésped - piden los dos, mientras la observan con indisimulado deleite.
Comienzan a hablar y las palabras los llevan al hijo esperado. ¡Cuánto tiempo deseándolo ! ¡Cuántas esperanzas fallidas !
Aquella que acaba de llegar los mira con infinita ternura y comienza a hablar.Les habla largamente de las maravillas de la vida y de los misterios de la muerte. Les habla hasta que enmudecen los grillos.
Los primeros reflejos del alba dibujan violetas luminosas en el aire cuando la joven que lleva el trigo en el cabello y el mar en los ojos, anuncia :
- Ahora debo irme - y partió.
Sobre una de las sillas permanece el manto, celeste como el cielo. En uno de sus pliegues resaltan unas palabras llenas de luz.
ESTE ES EL NOMBRE DE LA QUE LLEGARA,
El joven matrimonio mira alejarse a la visitante y comprueba atónito que no hay huellas de las pisadas en la tierra humedecida por el rocío. Después, abruptamente ven desaparecer a la joven.
Se oye el canto de un gorrión en la rama de un árbol ... y se hace la paz.
... Días después llega MARIA CELESTE, el milagro de la misericordia divina. Trae el negro insondable de la noche en el cabello y la oscura inmensidad del misterio en los ojos.
ESTABA ESCRITO ...
"He aquí a mi siervo
a quien yo sostengo
mi elegido, el preferido de mi corazón "
ISAIAS 42
No sé por qué no se han publicado los comentarios que hice a esta historia tan preciosa. Me encantó. Ya se puede escuchar el ruido de la fruta al caer al suelo con tal nitidez y huele tan bien...¡divino! de una escena cotidiana resultó un momento de los atesorados para toda la vida. ¡Enhorabuena! totalmente emotivo y dulce como tú. Muchos besitos de luz celeste ;) *Nana*
ResponderEliminarTe quiero un montón. BESOS DE LUZ.NANA !! sos un sol !!
EliminarMe involucre a través de la narración en el cuento, cada elemento ha creado el escenario para perderse en esta hisoria llena de fe y buenos mensajes, me ha gustado muchisimo. Gracias por otro gran momento compartido!
ResponderEliminarGRACIAS PAT. Gracias por leerme. Besos de luz.
EliminarCuantos recuerdos...lo leo y parece que estoy viviendo esos momentos. Tomaste la esencia de lo real y lo transformaste en algo mágico y divino. Yo ya encontré mi diamante...Es el cielo, es el manto. Celeste.
ResponderEliminarGRACIAS ROSSANA. Por supuesto, lo conocías. Besos de luz.
ResponderEliminar