Gigantesco, silencioso, enigmático, el monasterio lamaísta tibetano de Labrang, adiestra a los monjes en las enseñanza del budismo.
Los peregrinos que se acercan a Labrang, repiten sus postraciones cada tres pasos.
" Echándome al suelo cuan largo soy,
estoy midiendo la inmensidad del camino.
Entre mis dedos veo pasar rápidamente
las blancas nubes.
Poco importa lo empinado de sus pendientes.
Las subiremos como los peldaños
de una escalera al cielo.
Encadenando nuestros pasos, unos tras otros,
recorreremos grandes prados.
Como se siguen, hoja por hoja,
las páginas de un libro de plegarias. "
Para el tibetano todo es cíclico, todo se repite de manera invariable, como su símbolo más sagrado : La Rueda de la Sabiduría.
La espiritualidad del Tibet no busca la salvación, sino el conocimiento.
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