MELODIA ENAJENADA

No acabo de concretar el duro aprendizaje de convivir con este bastón, herencia de mi madre, que hice acortar. Es evidente que no terminaremos de entendernos. No es de mi talla, tal vez. Demasiado alto, demasiado pequeño, demasiado torcido ...No posee suficiente peso ni habilidad para cargar con la pierna enferma. Se me cae constantemente y en cualquier lugar sin medir el ridículo, del que no se vuelve.No tiene color, no tiene vida, no tiene nada. Arrastra una carga de soledad que absorbe mi aire.Creo que todo lo hace ex profeso como si agitase la bandera de una venganza.Tengo la certeza de que nunca me ayudará. Ha sufrido demasiado, aceptado demasiadas humillaciones, durante demasiado tiempo. Hay algo desconocido, adherido a su madera. Algo que no le permite auxiliarme, algo que pugna por enterrar mi esperanza.
   Mientras, el dolor se debate en el magma de los miedos y la impotencia, reclama le devuelvan la calma .
   Después está el otro, el Canadiense, representante de un perfecto agravio invalidante. Insoportable, envuelto en un aparente socorro bien intencionado. 
   Y el último, humilde,manejable, reducido a un pobre palo de escoba pulcramente barnizado.
   Cada uno posee sus propias notas musicales que llenan las noches en crescendo . Entre  los tres tejen una melodía enajenada, extraña .
   mi nombre es María, mi alma es un susurro. Clama por aquel amor de niña que nunca recibió, por la caricia, por el abrazo, por el abrigo ...

   Y sí ... LA CRUZ sin AMOR, se convierte en TORTURA: