María José Giménez
De la soledad
un pájaro de grises en vuelo
su adelgazado aleteo
en un susurro
no quedó nada.
La máscara cayó,
se demoró en un beso
y dijo adiós
El primer flirteo de la primavera
acarició a puñados
el cielo azul y rosa.
Una lágrima púrpura
se deshizo en el sol
Lirios de oro claro
se echaron a dormir delicadamente
El silbar de un tenue viento
entró cargado de anhelos
con la suave fragancia de los naranjales.
Y el alma emprendió su vuelo
hacia la luz.
Toda la luz.