SOL
... Y el sol , sublime, tierno
acercó sus rayos ambarinos
acarició mi alma
y delicadamente ...me enamoró.
Silencio de diamante,
puñados de cielo
el sol abrasado en su propio resplandor
vagabundo de caminos ...
A lo lejos,
un pájaro crucificado
sobre su propio trino.
Delirio de mil soles
en desiertos de utopía.
Abejorros borrachos de miel
zumban y zumban
en torno
al prístino jardín.
El sol acompaña ese cantar kármico
que me cubre de locura.
Una vez más estoy
aturdida por el sol
de mis quimeras
reptando las paredes de mi ocaso.
HACIA EL PADRE.
Sophie Gengembre Anderson.
oleo sobre lienzo.