Líbrame de mis sombras, oh Dios, del naufragio y la confusión de mis días, pues la noche es oscura y tu peregrino está ciego.
Cógeme de la mano.
Líbrame de la desesperación.
Toca con tu llama la lámpara apagada de mi pena.
Despierta de su sueño a mis fuerzas fatigadas.
No dejes que me demore contando mis pérdidas.
Has que el camino cante a cada paso la canción de la casa.
Pues la noche es oscura y tu peregrino está ciego.
Cógeme de la mano.
R. TAGORE.