PAZ.
De la PAZ se trata, mi niña.
Escucha, amor ... Atiéndeme ...
Estoy de vuelta ...
he colmado mis anhelos y mis ardores ...
Necesité el cielo entero para vivir.
me he conmovido hasta los huesos
bajo la sombra de un lapacho rosado
viendo cambiar el color de ese cielo,
haciendo el amor hasta la hartura.
Me he maravillado ante la dulzura
de los atardeceres del verano correntino.
He sido una loba, luchando
por la dicha de mis hijos
y los hijos de mis hijos.
Estuve enojada mucho tiempo
fui cobarde
generosa
siempre desbordándome en mis afectos.
Me equivoqué muchas veces,
hice lo que pude.
Perdí muchas virtudes,
conservé otras:
el alma cándida
la compasión que estremece.
He apaciguado el eterno deseo
de comerme el cielo
y beberme las estrellas.
No he conseguido domar
la desmesura en el amor.
Hoy, al final del camino, agobiada ,
sólo deseo la ternura de una vejez contenta
y la PAZ que aquietará mi alma.
María del Carmen Názer.