Acunada en mi mano
eres todavía más hermosa.
Con pasos ligeros
me alcanzan los años .
Como la luz de un faro
entra el sol
mientras escribo
pensando en mi niña
la de la sonrisa generosa
la que no hace tanto
suspiraba
abrazada a mi cuerpo
en las noches de cuentos
y mimos largos y pacientes
Hoy florece mi capullo
en catorce primaveras
mi corazón salta de gozo.
Canta un pájaro en alguna parte
una hermosa melodía
una canción de cumpleaños.
Las hadas eligen
tallos delicados
brotes perfectos.
Y más tarde
cuando el sol ya no juega
a las escondidas
una luna rotunda
deja caer un aguacero
de pequeñas canicas blancas
robadas de un juego
de su niñez.
Para María Celeste, mi nieta
que más de una vez
me ayudó a corregir el rumbo
de mi velero.