Publicado por Francisco Espada a las 00:00
04 julio 2013
AL VIENTO
Entregué un recado
voceado al viento,
se anilló a la estofa
de un barco velero;
se hilvanó a la mesana
como suspiro viejo
y surcó los mares
con viento de cola
cual humo de incienso;
moña de jazmines
de un españolito
que a una correntina
profería requiebros.
Y aquella goleta
cargada de ensueños,
surcaba los mares
con grácil acento.
Vio llegar la brisa
que luego fue viento
y casi huracán
por su gran esfuerzo;
entornó el postigo
la linda mozuela
de ojos despiertos,
y pasó el cerrojo
—cerrojo de hierro—
y el viento de largo,
con gran vociferio,
buscaba afanoso
a la núbil destino
sin poder hacerlo.
Y de la encomienda
que fue frustración,
guardo esta afonía
y este desaliento;
pues la correntina
del otro hemisferio
no captó el mensaje
porque era invierno,
mientras que el verano