Dicen que su madre, Idalina de Silva , comandaba la casa a lo capataza, llevaba la crueldad a cuestas y la convirtió en un ser miedoso, que buscaba los rincones para esconderse, como los perros apaleados , que jamás sonreía porque nadie la preparó para la risa.
Una noche destemplada de otoño, el destino le tuvo lástima y le regaló una oportunidad. Mientras los empleados se refugiaban en la cocina grande, delante del brasero encendido, contando cuentos de aparecidos Serafina, loca de amor por un hombre que llegó de Itaquí para la cosecha del arroz , se entregó sin reservas y conoció el placer .en un torbellino de pasión rabiosa.
Le duró poco, él desapareció prontamente, se cruzó al Brasil. Le prometió que volvería a buscarla. -¡Te lo juro...! ¡ te lo juro...! -repetía, pero nunca volvió.
-Pájaro que comió, voló - dijo Idalina que acostumbraba a hablar con refranes.
Cuando a Fifina se le empezó a notar la panza, su madre, en un rapto de locura, le quemó el sexo con un tizón prendido.El dolor del primer día casi la mató, pero fue asombroso que ante tamaña atrocidad, esa mujer de apariencia tan frágil no abortara y a las veinticuatro horas se la viera acarreando agua del pozo y fregando pisos, como si nada.
Pasaron los meses y un viernes de marzo, sola, en su cama turca, sobre el viejo colchón, sin decir ¡ay! dio a luz a una hermosa criatura que chillaba a todo pulmón. No alcanzó a calmarla ni acercarla a su pecho, sentirle el olor , reconocerla ... Su madre irrumpió en la habitación como una tormenta de maldad , anudó y cortó el cordón umbilical y se apropió de la recién nacida para siempre.
Fifina quedó sola, sola con su alma, nadando en su charco sangriento, los ojos anegados en lágrimas fijos en la ventana por donde empezaban a entrar en bandadas, las hojas crujientes del otoño, amarillas, ocres, marrones, violetas, que naufragaron sobre los muebles, sobre el piso ajedrezado de mosaicos y enrojecieron furiosamente, entintando las cosas , el aire. y el cuerpo laxo de la parturienta.
Corrieron los años y corrió mucha agua bajo el puente .
Serafina da Silva , mi abuela, murió en mis brazos, en una pieza del Sanatorio del Litoral. Se fue suavemente, simplemente dejó de respirar.
Mientras se hacían los trámites del momento la pusieron en la capilla . Nuevamente nos quedamos las dos juntas y solas, arropándonos mutuamente. Ella, ya fría , yo , temblando de frío. Me dejó esa sensación ante cualquier dolor que me acosara y esa bondad de corazón que no guardó nunca ningún resentimiento.
Cuando me veía escribir, solía decirme "A mí, nada..."
¡Te lo debía, abuela...! estas humildes palabras son para vos, que en cada gesto, en cada caricia, derramabas ríos de ternura. Y yo lo aprendí.
¡Te quiero tanto , abuela ! Sin estudios, aporreada por la vida, humillada, maltratada, aún así me enseñaste con tu ejemplo . a ser buena. ¡No es poca cosa...!!
Infinita ternura María del Carmen, y es que un corazón noble no puede guardar resentimiento.
ResponderEliminarApapachos María del Carmen, te cuidas niña
(Te ha quedado precioso tu espacio)
Mi tan querida AME !!!Gracias por venir.
EliminarGracias por tus palabras y gracias por quererme.
ME CUIDO.
¡¡APAPACHOS !!
Ufffff...madre mía,tu cuento es pasión y vida y vibran tus letras, son antorchas encendidas, que nos van quemando el alma, grabando a fuego los sentimientos,que se desprenden poco a poco con total intensidad...Imagino tus lágrimas escribiendo el cuento,porque te ha dolido escribirlo...Ha sido todo un rito de entrega, donde nos has desnudado el alma de tu abuela y tu amor por ella...Un placer infinito,que se derrama...y no sabemos cómo recogerlo...Precioso,amiga,Precioso...Claridad, sentimiento, brevedad y buena literatura, no se puede pedir más...de verdad.
ResponderEliminarMi gratitud por esta joya y mi abrazo grande por ser como eres...
Feliz noche y hasta mañana,amiga.
M.Jesús
¡Amiga querida del alma !!He llorado mientras escribía el cuento . Todo lo que está escrito es la más absoluta verdad. No hay ficción. Sé que llegará hasta ella porque me quería mucho . Ya he perdido mucho pero sigue doliéndome .
EliminarTe quiero mucho. y sabes que no es una frase . nunca miento. ¡¡APAPACHOS !!!
Impresionante y desgarrador Texto, lleno de Ternura y de emoción.
ResponderEliminarApapachos.
Gracias Pedro. De verdad, se lo debía a mi abuela.
Eliminar¡¡APAPACHOS !!!
¡¡¡Ah!!! Los Botillos son como un grande chorizo rellenos de huesos de costillas, morro, oreja, lomo...huesos con rico sabor picantón. Cuando abres un botillo no sabes que sorpresa te vas a llevar y cual de estas cosas puede llevar...Está buenísimo.
ResponderEliminarApapachos.
yo imaginé que era una fruta. Una sorpresa. Debe ser muy rico. ¡que lo disfrutes !! :)
Eliminar¡¡APAPACHOS !!! :)
Con toda seguridad, tu abuela ya leyó tu cuento y se siente muy feliz.
ResponderEliminarEl amor y el perdón son Todopoderosos!
Mil besos querida M. del Carmen.
Que tu fin de semana sea bello, bello, bello!
Hola ADRI !! yo también lo creo así.
EliminarTe quiero mucho.
Que tengas un feliz fin de semana y no te congeles.
¡APAPACHOS !!!
¡Qué alivio tan grande saldar una deuda antigua, pagar con la más valiosa moneda de la sensibilidad y el cariño el compromiso contigo misma desde antiguo! Imagino que mientras escribías no habrán sido pocos los nudos en la garganta ni las lágrimas haciendo opacos tus ojos. Me ha encantado, María del Carmen, te felicito muy sinceramente por este relato tan estremecedor.
ResponderEliminarApapachos para ti y para tu abuela. Ella te ha devuelto una sonrisa como aprobación.
Gracias Francisco. Es así, tal cual lo dices.Y también estoy segura que lo recibió.
EliminarY también es verdad que uno va saldando cuentas ...
gracias por tus palabras, españolito.
¡ APAPACHOS !!!
Muy conmovedor, querida María del Carmen.
ResponderEliminarPor momentos, terrible, pero siempre profundamente humano.
¡Qué coincidencia, amiga, que tú hayas saldado esa deuda con tu abuela, y yo le haya dedicado tan breve homenaje a mi abuelo materno!
Gracias por compartir tan honda vivencia.
Un gran abrazo "casi primaveral..."
Como siempre, un placer recibirte Juan Carlos. Gracias por venir.
EliminarEs verdad ... ¿ qué querrá significar...?
Supongo que estarás congelándote ... ¿...o ...no ?, nosotros helados. ojalá sea la última ola polar.
Un abrazo gigante.
Que tengas un buen fin de semana. :)
Ay... María qué historia la de tu abuela. Cuánto dolor y cuánto amor. Deberías escribir una novela amiga. Desgarradora y valiente historia, te felicito por contarla.
ResponderEliminarMuchos besos
Gracias LU !! cuando llegues a mis años verás que uno acumula muchas historias, buenas y malas.Contarlas hace bien...
Eliminar¡Eres muy dulce , LU !!
¡APAPACHOS !!
¡FELIZ DOMINGO !! :)
Con que dulzura nos has contado algo tan doloroso; precioso tu cuento homenaje a esa mujer tan fuerte, cuanta belleza en tus letras y en tu amor.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso.
Gracias Pilar. Me da mucha alegría que te haya gustado mi cuento. Fue escrito con lágrimas y dolor.
Eliminarmi abuela fue muy especial. Una amiga que adoro me dijo : estos seres son Cristos crucificados. Creo que es así.
Gracias por visitarme.
¡¡APAPACHOS !!!
Cristos crucificados....uffff sin palabras. Muy buena definición.
Eliminar¡¡¡¡¡¡Apapachos!!!!!!!